¿QUÉ ESPERAR DEL PSICOANÁLISIS?

Para este artículo, me basé en lo que nos dice la Dra., Colette Soler, quien menciona que para responder el planteamiento inicial, hay que pensar forzosamente en quién espera: los pacientes. 

En este sentido, se pueden dividir para fines didácticos, a los sujetos -pacientes- que llegan buscando psicoterapia, ya sea porque tienen alguna inhibición, es decir, quieren hacer algo pero por algún motivo no pueden; o aquellos que, al contrario, se encuentran en una compulsión donde la persona quiere dejar de hacer ciertas cosas pero no puede impedirlo. 

En cualquiera de los dos casos, se trata de personas que tienen un sufrimiento y albergan consciente o inconscientemente la esperanza de ser curados en psicoterapia. Ante esta demanda, el psicoanálisis enfrenta su primera dificultad (desde la óptica del paciente), que es el hecho de que, a diferencia de otros modelos de psicoterapia más enfocados en una cuestión directiva y educacional, el psicoanálisis no se enfoca en el síntoma, sino en lo que ocasiona al mismo. Proceso que lleva más tiempo que si se abocara específicamente a eliminar los síntomas. 

Otro “obstáculo” que debe superar el psicoanálisis es que, conforme avanza, el paciente irá dándose cuenta de que tiene, en distintos grados, responsabilidad en lo que le sucede. Responsabilidad que muchos no esperaban recibir, y por lo tanto, posiblemente tampoco asumir. Los que hemos estado en un proceso psicoterapéutico con orientación psicoanalítica, sabemos que este punto invariablemente resulta doloroso y puede despertarnos enojo hacia el analista.

Una vez superadas estas dificultades, el psicoanalista se enfrenta a una tercera, que es hacer comprender al paciente que, aunque los síntomas hayan disminuido, eso no significa una cura absoluta (a diferencia de lo que sucede en otras disciplinas y formas de psicoterapia), pues dicho síntoma continúa latente y únicamente podrá desaparecer cuando el proceso de autoconocimiento se complete. Es decir, la eliminación de la sintomatología es sólo una parte del proceso, no la meta en sí.

Psic. Daniel Castro S.