Supervisión en psicoterapia

Por Antonio Castro Barón

Una actividad esencial para la práctica profesional del la psicoterapia queda constituida en la supervisión. La participación en una supervisión no es un asunto opcional, se la considera una práctica vital para mantener hábitos sanos y éticos en la relación con los pacientes (Mearns en Smyth, 2013).

La supervisión queda constituida en el marco de una relación de colaboración, donde se espera lograr una ampliación sobre las impresiones recibidas a las cuales se responde (Andersen en Licea, Paquentin y Selicoff, 2004). Agee (2003) ofrece una definición sobre la supervisión que de nuevo pone acento en la relación establecida;  es una relación confidencial diseñada para dos funciones; monitorear la seguridad y efectividad de la práctica terapéutica, y para ofrecer apoyo personal al terapeuta. Es una fuente continua de desarrollo profesional donde los terapeutas pueden examinar tanto el mantenimiento de la objetividad como el involucramiento en la relación terapéutica.

Durante la supervisión, el examen de los sentimientos contratransferenciales permite realizar un evaluación de la actitud profesional del terapeuta y al tiempo se examina la calidad del trabajo que se realiza con el paciente (Smyth, 2013). Asegurar la calidad de la atención que se ofrece al cliente es el propósito principal de la supervisión (Paquentín en Licea, Paquetin y Selicoff, 2004).

 Parece haber un acuerdo general sobre este primer propósito de la supervisión, asegurar la calidad del trabajo terapéutico que se realiza, sin embargo se encuentran discrepancias en lo que se refiere al apoyo personal al terapeuta. Storm, Tod, Sprenkle y Morgan distinguen tajantemente la supervisión del entrenamiento, otros autores como Fortes, Iturralde y Espejel exploran la supervisión en vivo y tildan el proceso como una forma de aprendizaje (Paquentin en Licea, Paquentin y Selicoff, 2004).

 

Oaklander aporta a la visión formadora de la supervisión al considerar que la mejor manera para enseñar el uso de técnicas terapéuticas es una experiencia directa de ellas. Conectar los conceptos teóricos con su propio trabajo, el trabajo ajeno que observan y el trabajo de los pacientes en el proceso de terapia, aporta a integrar una comprensión teórica que encaja con la práctica. Se busca lograr la integración a partir de la comprensión de las mismas y la observación de la profundidad del trabajo (Oaklander,2007).

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