VIH y pacientes infantiles

  Por: Psic Antonio Castro Barón

El VIH  es un retrovirus de curso lento, que se contrae por cuatro vías principales: el intercambio de fluidos a través de relaciones sexuales, el uso de jeringas contaminadas, trasfusiones sanguíneas, y a través  madre hacia el o la bebé durante el embarazo, el parto o por medio de la alimentación materna (Kalichman, 1998).

 

Para que el virus infecte al organismo son necesarias tres condiciones  (Ponce de León, 2000):

  • El virus debe estar presente en la persona antes de transmitirlo.
  • El virus debe de estar suficientemente concentrado o abundante.
  • El virus debe encontrar alguna entrada al cuerpo, es decir, entrar por el torrente sanguíneo.

Una vez que el virus ha entrado al organismo puede ser detectado, después de un periodo ventana. Este dura alrededor de tres meses una vez  que el organismo ha desarrollado anticuerpos contra el virus. Para la detección generalmente se usan pruebas ELISA (Enzyme Linked Inmuno-Sorbent Assay) y Western Blot (Radio Inmuno-Precipitation Assay) (CONASIDA, 2000).

 

Ya que el  virus se encuentra en el organismo, permanece en estado de latencia durante un período variable que puede extenderse por varios años. En un momento determinado el virus comienza a replicarse y a multiplicar su capacidad de invasión en el sistema inmune, al que desorganiza, inhabilitando las funciones del linfocito CD4.  Se ha postulado una amplia variedad de causas que influyen esta transformación dentro de ellas, las que más se destacan son: la desnutrición, otras infecciones, las reinfecciones por VIH, la depresión psicológica y el estrés (Cahn, 1992).

 

Las personas con VIH sufren secuelas en diversas áreas de su vida  como la psicológica, neuropsicológica y social. Pueden experimentar cambios rápidos de estado de ánimo en conjunto con alteraciones al ambiente social y la salud. Para aquellas personas cuya salud mental disminuye con la progresión del VIH, los síntomas psicológicos en conjunto con las manifestaciones fisiológicas del VIH, complican el curso de su salud tanto física como mental.  Los síntomas depresivos o ansiosos muchas veces pueden ser malinterpretados como síntomas normales relacionados al VIH generando un retraso significativo en la adquisición de tratamientos específicos para la salud mental de estos pacientes, generando con esto círculos viciosos que incrementan y aceleran el deterioro de la persona con VIH (Kalichman, 1998).

 

El paciente con VIH tiene que enfrentar  diversos estigmas que trae consigo el aspecto social, generando  el desencadenamiento de reacciones psicológicas como la ansiedad y la depresión. El contenido emocional asociado al calificativo “contagioso” hace que los pacientes se enfrenten  continuamente con  el rechazo por parte de las personas que los rodean (Velázquez y Dario, 1992).

 

Los pacientes infantiles de VIH, principalmente, contrajeron el virus a través de contagio perinatal; esto trae consigo otras problemáticas particulares además de las ya mencionadas (Kalichman, 1995). Debido a que el VIH progresa mucho más rápido en niños que en adultos, generalmente requieren de cuidados intensivos desde muy temprana edad, esto trae como consecuencia que las familias requieran de mayor ayuda no sólo para el cuidado de ellos, sino también el de sus hijos, aumentando los factores precipitantes de estrés tanto en los padres como en los niños.

 

Los niños suelen sufrir muchos señalamientos de discriminación que sufren los adultos, pero se  les brinda menor atención y apoyo. Además de ello, se ven discriminados en muchas ocasiones también por tener padres con el virus.

 

Muchos de estos niños quedan huérfanos a muy temprana edad  a causa de la enfermedad de sus padres y aquellos que logran permanecer mayor tiempo con ellos presentan otro tipo de problemáticas. Los padres con hijos con VIH  manifiestan mayor dificultad en una gran variedad de aspectos psicológicos en especial con las prácticas parentales, generando ambientes menos aptos para los niños (Kalichman, 1998).

 

Estudios realizados con adultos con VIH muestran una relación entre el padecimiento y los trastornos de ansiedad y depresión (Fichman & Smit, 2008). Otros estudios ponen atención a la morbilidad entre el VIH y trastornos psiquiátricos, en niños y adolescentes de comunidades vulnerables en zonas urbanas (Kamau, 2012) Existen otras investigaciones (Mellins, Brackis-Cott, Elkington, Dolezal, McKay,2009), realizadas en la ciudad de Nueva York con dos grupos de jóvenes con VIH, infectados perinatalmente, entre los 9 y los 16 años, que muestra que los trastornos psiquiátrico con mayor prevalencia entre estos grupos son los desordenes de ansiedad, incluyendo la fobia social (Williams & Pearman, 2010).  

La intervención en tiempo y forma adecuada son herramientas indispensables para lograr cambios significativos en la calidad de vida de los pacientes. Pero, ¿cómo y cuándo? En primer lugar se debe tomar en cuenta que la información por sí misma no genera un cambio, se tiene que reflexionar le información para hacer un uso adecuado de ella.  

 

 

 

 

 

Referencias

Cahn, P. (1992) Psida: Un enfoque integral. Buenos Aires: Paidós.

Consejo Nacional para la Prevención y el Control del VIH/SIDA. (2000). Guía para la atención médica de pacientes con infección por VIH/SIDA en consulta externa y hospitales. Ciudad de México: Autor

Finchman, D. Smit, J. The relationship between behavioural inhibition, anxiety disorders, depresión and cd4 counts in HIV-positive adults: a cross-sectional controlled study. AIDS Care Nov. 2008

Kalichman, S. C. (1995). Undesrtanding AIDS, advances in research and treatment. United States of America: American Pychological Association.

Kalichman, S. C. (1998). Undesrtanding AIDS, advances in research and treatment. United States of America: American Pychological Association.

Kamau J. Kuria, W. Mathai, M. Atwoli, L. Kangethe, R.  (2012). Psychiatric morbility among hiv-infected childrenan adolescents in a resource-poor Kenyan urban comunity. AIDS Care. Vol.24(7), Jul 2012, pp. 836-842.

Mahloko, J. Madiba, S. (2012). Disclosing HIV diagnosis to children in Odi district, Soth Africa: reasons for disclosure an non-disclosure. African journal of primary health an family medicine. 4(1) 345-356.

Mellins, C., Brackis-Cott, E., Leu, C., Elkington, K. S., Dolezal, C., Wiznia, A., & ... McKay, M. (2009). Rates and types of psychiatric disorders in perinatally human immunodeficiency virus-infected youth and seroreverters. Journal Of Child Psychology & Psychiatry, 50(9), 1131-1138.

Ponce de León, S. (2000).  SIDA Aspectos clínicos y terapéuticos. México: Mc Graw- Hill Interamericana.

Velázquez, V.G. y Darío, R. (1992). Fundamentos de medicina: SIDA. Colombia: CIB Corporación para investigaciones Biológicas.

 

 

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